Ave y Mito
Año I N° 11
Junio de 2018
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
Hera
SUMARIO
Pavo real
La gloria de Hera
Pavo real
Argos era,
según la Mitología helena, un príncipe argivo de un reino que actualmente se
situaría en Grecia, en el noreste del Peloponeso. Su nombre significa luminoso
y se le distinguía por los cien ojos distribuidos a lo largo de su cuerpo. Así le
daban una visión absoluta. Por eso se lo llamaba Panoptes: el que todo
lo ve.
Hermes, Argos e Ío
Hera,
hermana y principal esposa del supremo Zeus, le encargó al gigante Argos que vigilara a Ío, una princesa argiva a quien el
inconstante Zeus amaba, y la diosa engañada después de apresarla, por celos,
había transformado en vaca.
Júpiter e Ío – Antonio Correggio
Para
facilitar la infidelidad de Júpiter, su padre, Hermes, el Mercurio de los
romanos, el mensajero de los dioses, con el sonido de su flauta sumergió a
Argos, y sin que él lo advirtiese, en el sueño eterno de la muerte. Esto fue hecho
a instancias del veleidoso Zeus.
Ío, Mercurio y Argos – P.P. Rubens
Para compensar a su asistente y como reconocimiento agradecido a sus servicios, Hera puso los cien ojos del cuerpo
de Argos en la cola del pavo real, para inmortalizarlo. Desde entonces, cada
vez que el ave se pavonea, Argos renace y abre nuevamente sus cien ojos al
mundo. Además, Juno lo adoptó como emblema.
Pavo Real
Pavo Real
La Gloria de Hera
Hera y Zeus - José Castro
Zeus y Alcmena fueron
los padres de Alcides, merced al engaño
urdido y perpetrado por el Supremo. Coincidentemente ella y Anfitrión gestaron
a Ificles. Ambos hermanos se
desarrollaron como príncipes en un ambiente que propiciaba las virtudes
heroicas: la valentía y el coraje, consideradas entonces pasiones nobles. Ellos
se prepararon para una vida plena de aventuras y batallas, de modo que las
artes marciales jugaban un papel fundamental en su formación.
Dioscuros (Hijos de Zeus: Cástor y Pólux)
Para eso tomaron clases
con distinguidos maestros: Cástor y
Pólux (Gimnasia), Eurito
(Arquería) y Autólico (Lucha). Pero
este último, experto auriga, era también diestro en hurtos y engaños (como
digno hijo de Hermes, el protector de los ladrones y de sus sutiles variantes:
los comerciantes). Homero afirmaba que este instructor superaba a todos los
hombres en esas artes.
Autólico
Pero su educación
incluía también el aprendizaje de otras áreas. Lino enseñó de la Música, a tocar la lira y Eumolpo el Canto. Mientras que, el mejor de todos, el centauro Quirón: los temas relativos a la Astronomía
y la Medicina. Sin embargo, no fueron las técnicas ni las ciencias las que más
ayudarían a Alcides a hacer y
recorrer su propia senda.
Alcides mata con la lira a su maestro Lino
Alcides se valió de
alguna de las otras bellas artes,
según dijo en su obra Tomás De Quincey, refiriéndose al asesinato. Para esa afirmación contaba con el célebre antecedente de Platón, quien
citando al poeta dijo en La República:
“la justicia
no es otra cosa que el arte de robar
para hacer bien a los amigos y mal a los enemigos”.
El centauro Quirón
El orgullo, la vanidad, la arrogancia y mal carácter
hicieron que maltratase a sus maestros y considerase dar por finalizada su
preparación, para continuar sin sus mentores el camino que le llevó a poner fin
a su vida como Alcides y comenzar a
ser la gloria de Hera (Heracles o Hércules, al decir de los romanos).
Hera
Así se halló en la encrucijada en que debía optar por la
vía de la Virtud, que en la pintura de
Aníbal Carracci está simbolizada por una mujer a la izquierda del cuadro,
señalando un camino ascendente, que conduciría a quien lo siguiese, a la
inmortalidad; y la Disolución (a la
derecha) de Hércules que descendiendo,
llevaría a la voluptuosidad y al pecado.
El juicio de Hércules – Aníbal Carracci
La opción privilegiada
de Heracles también fue representada por Pompeo Batoni que se valió de la
virgen Palas Atenea (Minerva) para
personificar la Bondad, ubicada también
como en la imagen anterior, a la izquierda.
Para completar la alegoría, Afrodita
(Venus) simulando ser la Felicidad, correspondería a la Maldad.
Hércules en la encrucijada – Pompeo Batoni
Siendo muy joven
cambió de nombre de vida y de nombre. Dejó de ser Alcides y pasó a cumplir el destino de Heracles, que entre las Moiras, Hera y él escogieron. Así con
sólo 18 años fue a la corte del rey Tespio,
de la ciudad del mismo nombre. Entonces comenzó a realizar uno de sus
difíciles, heroicos y afamados trabajos,
pero también continuó con sus fechorías.
Los Trabajos de Hércules
El monarca para mostrar su agradecimiento por la obra cumplida
le ofreció yacer con las cincuenta hijas vírgenes que le dio su esposa Megamede. Ahí está, por lo que valga,
un buen ejemplo de hipérbole. Es por eso
que algunos autores limitan a doce el número de mujeres. El héroe aceptó la
oferta. Y la orgía podría haber
estado relacionada con las fiestas de Hestia
y las jóvenes vestales.
Hércules y las hijas de Tespio
Sólo una se rehusó y el garañón gozó de ellas en una
misma noche, haciendo gala de su virilidad. Aunque alguna versión dice que fue
en sucesivas ocasiones. También fue fértil en todos los casos. A los
descendientes de estas múltiples uniones (51), dado que la menor tuvo mellizos,
se les llamó “Tespíades”.
Hércules y las hijas de Tespio
Evidenciando su vanagloria castigó a la única mujer que
lo rechazó, pues no pudo asumir ser despreciado por ella. Por la herida en su
dignidad masculina, el héroe la condenó a no tener hijos, permanecer virgen a
perpetuidad y servir en el templo que en la ciudad elevaría en su honor, el del
magnífico Heracles. Pero todo esto podría ser sólo una alegoría.
Jóvenes Vestales (sacerdotisas de Hestia)
Luego de esto debió comenzar con sus trabajos, yendo a cazar al León de Nemea. Él lo mató con sus
propias manos y luego llevó su piel como trofeo, vistiéndola como capa y usando
la cabeza de la fiera como yelmo. Autores de fuentes antiguas afirman que esa tarea
era una de las requeridas a aquellos aspirantes
a reyes, en épocas en que las sociedades estaban en tránsito de la
organización matrilineal a la
auténticamente patriarcal.
Hércules
y el León de Nemea - Zurbarán
Pero este fue sólo el inicio de los hechos que convirtieron
a Alcides en la Gloria de Hera, que no dejó de serlo ni siquiera después de su Apoteosis, en que de héroe y semidiós,
muerto ya como humano, accedió a la inmortalidad divina y a la aceptación de Hera, quien dejó de ser su enemiga más
íntima.
Apoteosis de Hércules
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