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sábado, 2 de junio de 2018


Ave y Mito

Año I  N° 11

Junio de 2018

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro


Hera



SUMARIO


Pavo real

La gloria de Hera






Pavo real

Argos era, según la Mitología helena, un príncipe argivo de un reino que actualmente se situaría en Grecia, en el noreste del Peloponeso. Su nombre significa luminoso y se le distinguía por los cien ojos distribuidos a lo largo de su cuerpo. Así le daban una visión absoluta. Por eso se lo llamaba Panoptes: el que todo lo ve.



Hermes, Argos e Ío


Hera, hermana y principal esposa del supremo Zeus, le encargó al gigante Argos que  vigilara a Ío, una princesa argiva a quien el inconstante Zeus amaba, y la diosa engañada después de apresarla, por celos, había transformado en vaca.



Júpiter e Ío – Antonio Correggio


Para facilitar la infidelidad de Júpiter, su padre, Hermes, el Mercurio de los romanos, el mensajero de los dioses, con el sonido de su flauta sumergió a Argos, y sin que él lo advirtiese, en el sueño eterno de la muerte. Esto fue hecho a instancias del veleidoso Zeus.



Ío, Mercurio y Argos – P.P. Rubens



Para compensar a su asistente y como reconocimiento  agradecido a sus servicios, Hera puso los cien ojos del cuerpo de Argos en la cola del pavo real, para inmortalizarlo. Desde entonces, cada vez que el ave se pavonea, Argos renace y abre nuevamente sus cien ojos al mundo. Además, Juno lo adoptó como emblema.



Pavo Real


Pavo Real











La Gloria de Hera


Hera y Zeus - José Castro


Zeus y Alcmena fueron los padres de Alcides, merced al engaño urdido y perpetrado por el Supremo. Coincidentemente ella y Anfitrión gestaron a Ificles. Ambos hermanos se desarrollaron como príncipes en un ambiente que propiciaba las virtudes heroicas: la valentía y el coraje, consideradas entonces pasiones nobles. Ellos se prepararon para una vida plena de aventuras y batallas, de modo que las artes marciales jugaban un papel fundamental en su formación.



Dioscuros (Hijos de Zeus: Cástor y Pólux)



Para eso tomaron clases con distinguidos maestros: Cástor y Pólux (Gimnasia), Eurito (Arquería) y Autólico (Lucha). Pero este último, experto auriga, era también diestro en hurtos y engaños (como digno hijo de Hermes, el protector de los ladrones y de sus sutiles variantes: los comerciantes). Homero afirmaba que este instructor superaba a todos los hombres en esas artes.



Autólico


Pero su educación incluía también el aprendizaje de otras áreas. Lino enseñó de la Música, a tocar la lira y Eumolpo el Canto. Mientras que, el mejor de todos, el centauro Quirón: los temas relativos a la Astronomía y la Medicina. Sin embargo, no fueron las técnicas ni las ciencias las que más ayudarían a Alcides a hacer y recorrer su propia senda.




Alcides mata con la lira a su maestro Lino



Alcides se valió de alguna de las otras bellas artes, según dijo en su obra Tomás De Quincey, refiriéndose al asesinato. Para esa afirmación contaba  con el célebre antecedente de Platón, quien citando al poeta dijo en La República: “la justicia no es otra cosa que el arte de robar para hacer bien a los amigos y mal a los enemigos”.



El centauro Quirón


El orgullo,  la vanidad, la arrogancia y mal carácter hicieron que maltratase a sus maestros y considerase dar por finalizada su preparación, para continuar sin sus mentores el camino que le llevó a poner fin a su vida como Alcides y comenzar a ser la gloria de Hera (Heracles o Hércules, al decir de los romanos).



Hera


Así se halló en la encrucijada en que debía optar por la vía de la Virtud, que en la pintura de Aníbal Carracci está simbolizada por una mujer a la izquierda del cuadro, señalando un camino ascendente, que conduciría a quien lo siguiese, a la inmortalidad; y la Disolución (a la derecha) de Hércules que descendiendo,  llevaría a la voluptuosidad y al pecado.



El juicio de Hércules – Aníbal Carracci



La opción privilegiada de Heracles también fue representada por Pompeo Batoni que se valió de la virgen Palas Atenea (Minerva) para personificar la Bondad, ubicada también como en la imagen anterior, a la izquierda.  Para completar la alegoría, Afrodita (Venus) simulando ser la Felicidad, correspondería a la Maldad.




Hércules en la encrucijada – Pompeo Batoni



Siendo muy joven cambió de nombre de vida y de nombre. Dejó de ser Alcides y pasó a cumplir el destino de Heracles, que entre las Moiras, Hera y él escogieron. Así con sólo 18 años fue a la corte del rey Tespio, de la ciudad del mismo nombre. Entonces comenzó a realizar uno de sus difíciles, heroicos y afamados trabajos, pero también continuó con sus fechorías.



Los Trabajos de Hércules



El monarca para mostrar su agradecimiento por la obra cumplida le ofreció yacer con las cincuenta hijas vírgenes que le dio su esposa Megamede. Ahí está, por lo que valga, un buen  ejemplo de hipérbole. Es por eso que algunos autores limitan a doce el número de mujeres. El héroe aceptó la oferta. Y la orgía podría haber estado relacionada con las fiestas de Hestia y las jóvenes vestales.



Hércules y las hijas de Tespio



Sólo una se rehusó y el garañón gozó de ellas en una misma noche, haciendo gala de su virilidad. Aunque alguna versión dice que fue en sucesivas ocasiones. También fue fértil en todos los casos. A los descendientes de estas múltiples uniones (51), dado que la menor tuvo mellizos, se les llamó “Tespíades”.



Hércules y las hijas de Tespio


Evidenciando su vanagloria castigó a la única mujer que lo rechazó, pues no pudo asumir ser despreciado por ella. Por la herida en su dignidad masculina, el héroe la condenó a no tener hijos, permanecer virgen a perpetuidad y servir en el templo que en la ciudad elevaría en su honor, el del magnífico Heracles. Pero todo esto podría ser sólo una alegoría.



Jóvenes Vestales (sacerdotisas de Hestia)


Luego de esto debió comenzar con sus trabajos, yendo a cazar al León de Nemea. Él lo mató con sus propias manos y luego llevó su piel como trofeo, vistiéndola como capa y usando la cabeza de la fiera como yelmo. Autores de fuentes antiguas afirman que esa tarea era una de las requeridas a aquellos aspirantes a reyes, en épocas en que las sociedades estaban en tránsito de la organización matrilineal a la auténticamente patriarcal.




Hércules y el León de Nemea - Zurbarán


Pero este fue sólo el inicio de los hechos que convirtieron a Alcides en la Gloria de Hera, que no dejó de serlo ni siquiera después de su Apoteosis, en que de héroe y semidiós, muerto ya como humano, accedió a la inmortalidad divina y a la aceptación de Hera, quien dejó de ser su enemiga más íntima.


Apoteosis de Hércules




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