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lunes, 2 de diciembre de 2019


AVE Y MITO

Año III  N° 28
diciembre  de 2019

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

SUMARIO

El albatros
El Andrógino

EL ALBATROS
Charles Baudelaire

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Suelen, por divertirse, los mozos marineros
cazar albatros, grandes pájaros de los mares
que siguen lentamente, indolentes viajeros,
el barco, que navega sobre abismos y azares.
Apenas los arrojan allí sobre cubierta,
príncipes del azul, torpes y avergonzados, 
el ala grande y blanca aflojan como muerta
y la dejan, cual remos, caer a sus costados.
¡Qué débil y que inútil ahora el viajero alado!
El, antes tan hermoso, ¡que grotesco en el suelo!
Con su pipa uno de ellos el pico le ha quemado,
otro imita, renqueando, del inválido el vuelo.
El poeta es igual... Allá arriba, en la altura,
¡qué importan flechas, rayos, tempestad desatada!
Desterrado en el mundo, concluyó la aventura:
¡sus alas de gigante no le sirven de nada!

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Albatros


Andrógino


El comediógrafo Aristófanes mostró en todas sus obras no sólo su propia opinión sobre las mujeres, sino también su rivalidad con su contemporáneo, el filósofo Sócrates, a quien consideró uno de los sofistas y lo ridiculizó en su comedia Las Nubes.
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Pero Platón asumió la defensa de su maestro y respondió por él, haciendo que Sócrates hablara irónicamente del maravilloso discurso de Aristófanes sobre el Amor, que el discípulo  transcribió en su Diálogo El Banquete
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En su alegato el autor cómico dio un origen mítico para la atracción homo y heterosexual. El ser escindido buscaría reintegrar su unidad originaria, hallando a su cara mitad.

Vídeo El mito de Andrógino. El discurso de Aristófanes en El Banquete de Platón
El Mito de los Andróginos | El amanecer de la Humanidad, Platón "El Banquete", Hermafroditismo



Intersexuales (hermafroditas) - La Ciencia del Género - National Geographic - 1/3



Intersexuales (hermafroditas) - La Ciencia del Género - National Geographic - 2/3



Intersexuales (hermafroditas) - La Ciencia del Género - National Geographic - 3/3






sábado, 2 de noviembre de 2019



AVE Y MITO

Año III  N° 27
noviembre  de 2019

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Gorrión común

SUMARIO

Gorrión
Hermafrodito


GORRIÓN
Los romanos conocían al gorrión, que era habitual en ámbitos rurales y urbanos. Ellos lo asociaron a divinidades domésticas (como los lares) protectoras del hogar y las alacenas. Esto se podría deber a que cuidaba indirectamente la salud de las personas, al mantener las comidas libres de insectos, pues se nutría de ellos.
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Gorrión

Gorrión común



Trailer de Una cigüeña en apuros
http://www.lanacion.com.ar/2027121-el-gorrion-que-creia-ser-ciguena

Este pajarito inspiró a poetas y músicos para sus composiciones. Contemporáneamente fue identificado con una artista muy controvertida que motivó películas y obras de teatro que, por narrar su azarosa vida, la tuvieron como protagonista indiscutible.




Me llaman gorrión
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3812-2007-05-13.html


http://www.multiteatro.com.ar/img/obras/20-foto.jpg
http://www.multiteatro.com.ar/Obras/20-PIAF.aspx


Como un gorrión -  J. M. Serrat








Hermafrodito


El dios Hermes, Mercurio para los romanos, de joven tuvo amores fecundos con Afrodita (Venus). De ellos nació Hermafrodito, cuya educación fue encargada a las Náyades, protectoras de los ríos y las fuentes. Se cuenta que vivía en el Monte Ida hasta que la ninfa Salmacis se enamoró de él, sin lograr ser correspondida. 

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Hermafrodito y Salmacis


http://www.iesalonsocano.es/dptolatin/mitologia/imag_mitologia/salmacis_albani.jpg
Salmacis y Hermafrodito


Ella, compensatoriamente pidió como resarcimiento a los dioses que uniesen sus dos cuerpos. Su demanda fue atendida y su deseo le fue concedido. Esto estaría referido más que al dualismo de los sexos, a la bisexualidad. De este modo Hermafrodito simbolizaría no sólo al andrógino biológicamente constituido como tal, que sería un caso excepcional (XXY), sino a la humanidad toda.

Hermafrodito


La hipersexualidad de Afrodita en la actualidad pseudocientífica sería reducida a un exceso de producción o a una sobredosis de feromonas. Pero la diosa Venus era mucho más que eso. Estas referencias mitológicas también remiten a la bisexualidad que en el siglo XX sería reconocida por Sigmund Freud en sus obras por la interpretación de la cultura que él diera.

Resultado de imagen
https://books.google.com.ar/books/about/El_Malestar_de_La_Cultura_Spanish_Editio.html?id=WWREvgAACAAJ&source=kp_cover&redir_esc=y&hl=es

miércoles, 2 de octubre de 2019

AVE Y MITO

Año III  N° 26
octubre  de 2019

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro


Eurídice y Orfeo

SUMARIO

Dodo
Orfeo


Dodo

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Dodo o Dronte




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Dodo – Ustad Mansur

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Dodo gordo – George Edwards


HUELLA DEL DODO

Karen Villeda

Siete lenguas, catorce brazos violando a Mauricio. Pares y menos pares de labios gruesos. Lo llaman “El Mongol” por su boca. Una fina línea. No habla, solamente nos asienta o niega. El Mongol deja caer los párpados, su rostro tiene un solo rasgo: el horizonte. Mauricio se parte.
Escuchamos gruñir a El Mongol, nos despierta. Istmo de fauces. Rezamos con más fe ahora que nunca. El Mongol ladra. El Almirante lame con fruición su rostro. Luciérnagas, son una estrella caída en desgracia. El Güeldres mohoso sin catorce brazos, moscas.
El sol no deja de mirarnos fijamente. Siete espaldas descarapeladas. Siete arcabuces pesan más que el ancla. Estamos tan agotados que tomamos la siesta. El Mongol duerme al sol, sin tostarse. Catorce pulgares, siete pitos estancados en Mauricio. Una verdad demográfica.
El Mongol está hecho un ovillo y da más miedo que el mar encolerizado. Manos sobre la nuca de El Mongol. No se inmuta. Seis marineros son atraídos por el rompiente. Una ola burlándose. Doce tobillos correrán mañana a lo ancho. Una, una fina línea para El Almirante.
Aliento de dientes de león, hierba chamuscada. Pares y pares de labios olvidando nombres. El Mongol balbucea una canción de cuna. “Pra lapra pran lapra lapra pra pran.” Una percusión desde siempre. Mauricio se reverdece. Lentejuelas blancas, doce pezones para El Almirante.
Mascamos la caña de azúcar como tabaco. Ballenas de ensueño. Seis cabezas que se aferran al mar. Mascamos y mascamos. Seis farsantes se ilusionan con un arpón. Plataforma de hielo. La soberbia quijada de El Mongol, recia.
El Almirante puntea la ruta a seguir. El Mongol hace una mueca, le aplaudimos. Seis arcabuces temblequeando. El Mongol suspira y El Pelirrojo coquetea. Me quedo solo, extraño sus dedos tibios. El Mongol da un paso hacia atrás. Hay una huella intrusa, cristales sobre arena.


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Dodo



Orfeo


Orfeo, según la Mitología griega era hijo del Rey Eagro y la musa Calíope. Por consiguiente, fue mortal, un semidiós, un héroe. Recibió una lira de Apolo (como regalo.  Y las Musas, sus tías, le enseñaron a tocar. 

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Calíope


Se lo conoció como un ejecutante virtuoso que encantaba por igual a humanos y animales. Él usó el viejo alfabeto griego de sólo trece consonantes. Pero llegó a nosotros muy especialmente  por su amor a Eurídice.

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Calíope


Se enamoró perdidamente de Eurídice. Pero la fatalidad hizo que ella prematuramente muriese. Por ese motivo le solicitó a Zeus permiso para entrar en el reino de Hades (Plutón), que a los vivos estaba vedado. Orfeo quiso bajar al Mundo de las Sombras, el subterráneo país de los muertos, para buscarla.

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Orfeo y Eurídice


Él allí la pierde nuevamente por distintas razones, según las versiones conocidas. Sea porque los apasionados amantes se miran a los ojos (cosa que se les habría prohibido) o por volver la vista atrás, que no debería haber hecho, según lo convenido para lograr el rescate. Pero Orfeo podría haber hecho para saber si ella aún lo seguía. O bien Eurídice deseó asegurarse de lo que dejaba. Así lo mostró en su obra Rubens.


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Orfeo y Eurídice – Rubens


Él volvió al reino de los vivos sin Eurídice, quien por eso debió permanecer retenida en la oscuridad fétida y nauseabunda de Plutón. Fueron muchos los que creyeron que Zeus le tendió una trampa.  Pues el Supremo supuso que el acto del rescate era una muestra de cobardía por parte de Orfeo.


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Orfeo pierde a Eurídice


Orfeo entonces comenzó a predecir. Por esto se enemistó Apolo, por entender el dios que el semidiós había invadido su campo de acción. No rindió Orfeo el debido culto a Dionisos (Baco). Predicó el asesinato ritual y el amor homosexual. Con esto se ganó el odio del dios, quien envió a sus Bacantes para ajusticiarlo.

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Orfeo pierde a Eurídice


El enamorado no fue a reunirse con ella, su enamorada, por un acto de coraje. En el suicidio hubiese sido valiente. Hubo quienes afirmaron que ante el dolor y resentimiento que esto le provocó, comenzó a enamorar con su música a las mujeres y maltratarlas. Esto parece haber sido de ese modo hasta que ellas lo mataron y descuartizaron, como venganza, justicia y escarmiento.
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Dionisos y Apolo


Las Ménades, que podrían estar representando a las Musas, mataron a Orfeo y lo descuartizaron. Luego tiraron sus restos en distintos lugares. Las Musas efectivamente los recogieron y los enterraron al pie del Monte Olimpo. Es por eso, según cuenta la tradición, que allí los ruiseñores cantan incomparablemente bien.

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Bacantes, Orfeo y Baco


La cabeza de Orfeo (fue atacada por una serpiente que Apolo petrificó instantáneamente), se guardó en una cueva consagrada a Dionisos en Antisa. Desde allí continuaba profetizando. Al enterarse Apolo, la hizo callar definitivamente. La lira que también fue arrojada como sus miembros, llegó por el mar a la isla de Lesbos (patria de Safo) y se la guardó en el templo de Apolo, hasta que las Musas consiguen interceder exitosamente para elevarla en el cielo como constelación.

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Orfeo


Otra variante de la muerte de Orfeo dice que Zeus lo mató con un rayo por divulgar secretos divinos.  Orfeo murió en el solsticio de verano. Su desmembramiento pudo ser una metáfora para la poda (especialmente del aliso) y una muestra del asesinato ritual y del reclamo de justicia ante la violencia de género.

viernes, 2 de agosto de 2019


AVE Y MITO
Año III  N° 25
agosto  de 2019

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro


Jilguero

SUMARIO

Jilguero
Artemisa cazadora

Jilguero

Pablo Neruda
Arte de pájaros.  Editorial Losada, Buenos Aires, 2011




Entre los álamos pasó
un pequeño Dios amarillo:
veloz viajaba con el viento
y dejó en la altura un temblor,
una flauta de piedra pura,
un hilo de agua vertical,
el violín de la primavera:
como una pluma en una ráfaga
pasó, pequeña criatura
pulso del día, polvo, polen,
nada tal vez, pero temblando
quedó la luz, el día, el oro.



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Artemisa cazadora




Si se quisiera hacer un relato de aventuras que no tuviese fin, sólo habría que narrar los hechos de la vida de la diosa griega Artemisa (la cazadora Diana de los romanos). Cada uno de los acontecimientos podría constituirse en un episodio rico en personajes complejos y acciones vinculadas entre sí, en un entramado. El tejido o texto resultante sería un tapiz de una exuberancia y colorido digno de integrar la colección de la obra de Aracné.

La serie estaría abierta a infinitas conexiones que vincularían a inmortales (dioses, titanes y otras criaturas mitológicas) con mortales (héroes y humanos). Para dar comienzo a la propuesta, vaya esta presentación a modo de intento de aproximación.

Artemisa es una maravillosa apertura, incluso desde la lengua, del idioma, ya que hay (y puede establecerse claramente) una relación etimológica entre su nombre y la palabra “osa” en griego. Este vínculo quiso también hacerse real en varias ocasiones. Por ejemplo, antes de contraer matrimonio, las muchachas casaderas pasaban un año sirviendo en su santuario. En ese período eran designadas como “oseznas”.

Esta unión no fue meramente nominal, pues también intentó materializarse, como en el caso relacionado con Calisto, su ayudante, cuando el abusivo Zeus la violó, tomando el aspecto de Artemisa (o de Apolo) engendrándole un hijo (como previamente había hecho con Leto, la madre de la propia Artemisa cazadora).

El padre de dioses y hombres (como era designado Zeus, el Júpiter latino) repitió con la joven asistente, la triste hazaña de la que fue víctima Leto (o Latona) y a la que Artemisa debió su origen. Y, tal como sucedió anteriormente procreó (aunque con engaños) a un nuevo ser, que se llamó “Arcas”, al que corresponde la misma etimología.

Nuevamente intervino la vengativa Hera, quien castigó irracional e injustamente, a la víctima, transformándola en osa. Su trágico destino hizo (con la participación de la resentida diosa) que su hijo en una cacería, casi le diera muerte.

Finalmente, Zeus se compadeció de ellos y los subió al cielo como constelaciones: las de la Osa Mayor y la Osa Menor, confiriéndoles simultáneamente una forma de inmortalidad y permitiendo que permaneciesen muy próximos en el espacio.

Este incidente le replantea a la diosa, adolescente perpetua, su propio origen. La divina cazadora (gracias a la ayuda de Poseidón y Eolo, quienes la ocultaron de la malvada espesa del Supremo), nació en la isla de Delos como resultado de una violación.

Fue en ese preciso momento en que comenzaron sus hazañas. Dado que Ilitía (la diosa encargada de facilitar los partos) tenía prohibido por su ofuscada madre (Hera) ayudar en éste., la pequeña recién nacida ofició de partera en el alumbramiento de su hermano mellizo: Apolo.

Otro gran mérito suyo fue soportar los castigos de Hera, su pérfida madrastra. Se cuenta que cuando ella (la maltratadora) la golpeaba, la pequeña buscaba consuelo en los brazos de su padre (Zeus) que la conformaba.

También se dice algo del pedido que a él la niñita divina, con sólo tres años, le hizo para que diese cumplimiento a sus deseos. El primero fue el de permitir que permaneciese virgen, En esto se igualó a Palas (Atenea Partenós) su hermana aunque a medias, pues tenían madres diferentes.

Su segunda aspiración: tener muchos nombres, también fue satisfecha, ya que se la conoció mucho más aún no sólo por el de origen, sino por el que le dieron y divulgaron los romanos: Diana y además como Hécate, Cariatis, Caria, Cintia, Delia, Selene y Febe (como femenino de Febo, por su hermano Apolo).

Es por eso que expresó su tercera pretensión: ser la dadora de luz (Faesporia). 

Su cuarta apetencia estaba referida a sus atributos: el arco y las flechas de oro y plata. Estos objetos los consiguió en la volcánica isla de Lípari, donde Hefaistos (Vulcano) trabajaba en las artes del fuego con los cíclopes.

Mientras las Oceánides temían a los mitológicos herreros, principalmente por su intimidante aspecto, Artemisa valientemente solicitó y obtuvo de su medio hermano (el hijo de Hera y Zeus) las armas que quería. Las mismas que se constituyeron en su símbolo, junto con el perro, el ciervo y la luna. También reclamó una túnica hasta las rodillas, para que no le entorpeciera en las maniobras de caza. Esta vestimenta funcionó como un verdadero uniforme.

En su quinta ocurrencia  reclamó la entrega de sesenta de las hijas de Océano (todas ellas de nueve años) para integrar su coro.

Su avidez terminaba con el sexto requerimiento: sesenta ninfas amnisíades como doncellas para que cuidaran de sus animales (sus perros: siete hembras y seis machos,  e igual cantidad de ciervos de cornamenta dorada, que ella misma capturara para que tirasen de su carro) y que velaran sus armas (redes, arco y flechas) mientras la diosa durmiese. A las acompañantes y servidoras, vírgenes (como ella) les exigía castidad.

Conseguido todo lo solicitado, comenzó a practicar arquería para mejorar su puntería, disparando sus flechas primero a blancos fijos: los árboles de los bosques y luego a los móviles: las bestias salvajes que los poblaban.

Finalmente, pese a que otras deidades señoreaban sobre distintos ámbitos, señalados por los cuatro elementos (agua, aire, fuego y tierra) en diferentes lugares del cielo, el río, el mar, la tierra y hasta el submundo de las sombras, ella no solicitó se le dedicase ciudad alguna. Apolo, su mellizo, tenía Delos y Palas, a Atenas. Pero la joven cazadora sólo quiso gobernar sobre los montes.

Fuera de esto, sólo demandó ayudar a las mujeres para aliviar los dolores del parto, como cuando debió asistir a su propia madre, tan hábil y precozmente, en el nacimiento de Apolo. Basó su petición en la creencia de haber sido entonces elegida como comadrona por las Moiras (Parcas) que entretejieron así su destino.

Incontables hazañas (por ser muy numerosas no por lo inenarrables) realizó a partir de aquí. Pero, como no son inefables, pues todo puede ser dicho, tanto lo verdadero como lo falso, es así que para la narración de estos hechos mejor será esperar a otro momento que con justicia dé buena cuenta de ellos. 

AVE Y MITO

  Ave y Mito  Año IV N° 45 Junio de 2021 Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez Imagen y Edición: Prof. Elsa Sposaro Sinsonte - Elsa Sposaro S...