Ave y Mito
Año I N° 10
Mayo de 2018
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
SUMARIO
Cucú o cuclillo
Canta o cuco
El Cuco y la Mariposa
La senda de Alcides
Cucú o Cuclillo
Cuando
una avecilla es alimentada y criada por una pareja diferente de aquella de sus auténticos
padres, una vez que el pichón sale del cascarón y crece, acostumbra a arrojar del
nido los huevos de la nidada de sus adoptantes. Eso le ganó una muy mala
reputación. Sin embargo, a pesar de esas costumbres, justificadas por
necesidades vitales, el cuclillo o cuco simboliza la primavera en Europa y Asia.
Cuco
En la India y en el Tíbet, la llegada de esa
estación representa la eterna renovación de la vida, la Buena Nueva cristiana y
el bienestar espiritual obtenido por una renuncia espontánea. En Extremo
Oriente, que la hembra del cuco ponga sus huevos en otros nidos, se considera
un símbolo de renuncia al mundo y es un signo que indica una gran elevación
espiritual.
Cucú común
Canta o cuco
Uxía ,Magín, María
El Cuco y la Mariposa
Marisa Alonso Santamaría
Un cuco era
amigo
de una
mariposa,
y para jugar
la buscó
entre rosas.
Hola bella
rosa
eres olorosa,
¿has visto
pasar
a la
mariposa?
Vino muy
contenta
al amanecer,
a su amiga
rana
dijo que iba
a ver.
Buscando a la
rana
el cuco voló,
croando en la
charca,
sola la
encontró.
Buenos días
rana,
tu voz es
hermosa,
¿has visto
pasar
a la
mariposa?
Llegó muy
temprano,
me encontró
en la cama,
luego se fue
a ver
a su amiga
araña.
Buscando a la
araña
el cuco voló,
tejiendo sus
hilos
sola la
encontró.
Hola amiga
araña,
estás
hacendosa,
¿has visto
pasar
a la
mariposa?
Vino a
mediodía,
hablamos un
rato,
después se
marchó
con su amigo
pato.
En busca del
pato
el cuco voló,
bailando en
el río
solo lo
encontró.
Hola amigo
pato,
tu danza es
graciosa,
¿has visto
pasar
a la
mariposa?
Pasó a
saludarme,
la invité a
comer,
a la garza
luego
dijo que iba
a ver.
Buscando a la
garza
el cuco voló,
cuidando sus
huevos
feliz la
encontró.
Hola dulce
amiga,
eres amorosa,
¿has visto
pasar
a la
mariposa?
Llegó por la
tarde,
a la hora del
té,
a su amigo
burro
luego se fue
a ver.
En busca del
burro
el cuco voló,
dentro del
establo
solo lo
encontró.
Buenas noches
burro,
tu casa es
preciosa,
¿has visto
pasar
a la
mariposa?
A su amiga
luna
dijo que iba
a ver,
se marchó
cansada
al anochecer.
Cantar a la
luna
el cuco
escuchó,
y a la
mariposa,
dormida en
sus brazos,
por fin
encontró.
La senda de Alcides
La principal esposa,
aunque no la primera, del supremo Zeus fue Hera, a quien los romanos llamaron
Juno. Ella lo acompañaba presidiendo la Asamblea de los dioses, desde su
destacado trono. Pero ese lugar superior de privilegio no impidió que sufriese,
como una de las mortales, por la infidelidad reiterada de él y el reproche
perpetuo asociado a los celos que en ella provocaba el comportamiento de su
marido.
Zeus (Júpiter) y Hera (Juno) – James Barry
De los muchos
episodios hay uno destacado especialmente, porque por sus consecuencias se
convirtió en su gloria e hizo que
una vez más ella se viera (o por lo menos así se la mostrase) como una fiera
despechada. Este fue el caso del engaño que su esposo, metamorfoseado en la
figura de Anfitrión, recién llegado de la guerra contra los Telebeos, perpetró
con la reina Alcmena.
Zeus y Alcmena – Giulio Romano
Por esa intensa unión
de una larga noche gestaron un hijo. Pero llegado al lecho conyugal el
auténtico y esperado combatiente, también la fecundó. En consecuencia, a los nueve meses dio a luz en
medio de grandes dolores al descendiente del dios Zeus (Alcides) y al de su rey
Anfitrión (Ificles).
El gran simulador
lleva consigo a su precoz vástago y hace que, invisible, Hermes lo ponga a
mamar del pecho de Hera que, inadvertida, duerme. Cuando ella lo nota, separa
violentamente su pezón de la boca de la hambrienta criatura. Como consecuencia
de esta acción, se desparraman por todo el universo sus sagradas gotas de
leche, generando la Vía Láctea, que más tarde fuera
conocida como Camino de Santiago, porque
parecía señalarlo.
Hera deja de amamantar a Alcides
El pequeño semidiós no
pudo ocultar por mucho tiempo su especial condición ni su origen. Ante la mirada
asombrada de sus padres, el infante (estando aún en la cuna) consiguió matar a
las dos serpientes, que según cuenta la mitología, había enviado su
involuntaria nodriza, que con el alimento dado lo fortaleció descomunalmente.
Este excepcional acontecimiento debía tener una explicación razonable.
Alcides mata a las sierpes – Robinet Testard
Tiresias fue el encargado de justificar ese hecho. El mediador vivió parte de su
vida como mujer (castigado por haber separado a dos serpientes que estaban
apareándose). Tiempo después volvió a su forma masculina al repetir esa
censurable acción. Participó anteriormente en otros problemas y conflictos que
enfrentaron a la pareja dominante en el panteón.
Tiresias separando a las serpientes – Johann Ulrich Krauss
Por haber integrado la
comunidad de uno y otro género, se le pidió su opinión sobre cuál disfrutaba
más del sexo. Respondió que la parcialidad femenina gozaba más. Por contrariar
a Juno, quedó ciego. Zeus
compensatoriamente le convirtió en vidente.
Mas, según otras versiones, esas propiedades se relacionarían con haber visto
desnuda a la virgen Atenea.
Tiresias (fragmento) – J. Heinrich Füssli
El adivino le dijo a Anfitrión que la sirvienta, testigo de todo lo
sucedido, se lo contó a Hera y desencadenó su reacción. Ella convirtió a la
infortunada criada en comadreja. Sabiendo
eso el rey Anfitrión decidió vengarse, pero en la persona de Alcmena, la víctima.
Él quiso quemarla viva. Sin embargo, el divino
violador, se lo impidió. Pero pese a todo, el marido engañado aceptó su
condición de padre putativo y criar a Alcides junto al hijo de su sangre:
Ificles.
Anfitrión, Atenea y Alcmena con Ificles y Alcides
Alcides e Ificles
Ambos hermanos se
desarrollaron como príncipes en un ambiente que propiciaba las virtudes
heroicas: la valentía y el coraje, consideradas entonces pasiones nobles. Se
prepararon para una vida plena de aventuras y batallas en que las artes
marciales jugaban un papel fundamental en su formación. Para ello tomaron
distinguidos maestros: Cástor y
Pólux (Gimnasia): Autólico (lucha) y Eurito (Arquería).
El rey Eurito y Alcides en un banquete
Pero su educación
incluía también el aprendizaje de otras áreas. Lino le enseñó de la Música, a tocar la lira y Eumolpo el canto. Mientras
que, el mejor de todos, el centauro Quirón:
los temas de Astronomía y Medicina. Sin embargo, no fueron las técnicas ni las
ciencias las que más ayudarían a Alcides
a hacer y recorrer su senda, sino
alguna de las otras bellas artes, al
decir Tomás De Quincey, refiriéndose al asesinato.
Quirón y Alcides