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martes, 2 de julio de 2019

AVE Y MITO 

Año II  N° 24
Julio  de 2019

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Cisne


SUMARIO

El cisne de cuello negro

Apolo



El cisne de cuello negro


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Cisne de cuello negro


Elal, el niño dios Mapuche, según el  mismo Pueblo Cuenta fue trasladado por el Cisne de Cuello negro al Chaltén para ponerlo a salvo de su padre que lo buscaba para devorarlo, después de haber violado, embarazado y asesinado a su madre la mujer-rata y una vez muerta, extraerlo de su vientre.


 
Elal y el cisne


Al llegar, también lo cuidó con devoción. Durante días y  noches lo alimentó y abrigó hasta que su jinete y pasajero estuvo listo para descender del cerro. El Cisne considerando que su tarea estaba terminada, emprendió el vuelo de regreso para comunicar a los animales  que su misión había sido cumplida con éxito. Luego se retiró a las lagunas. Desde allí, según la leyenda que el Pueblo Cuenta, todas las mañanas recuerda a Elal y con un graznido efusivo lo saluda. 

Cisne


Los Patagones también dicen que después de que Elal  hubo terminado su obra creadora y abandonado  ya la Tierra (Mapu) volvió a buscar al Cisne (Kellfü) y montó en él como la vez en que fuera rescatado, pero  en otra dirección: hacia el Este. 

Elal y el Cisne


Juntos volaron hacia el oriente. Cuando  el Cisne (Kellfü) se hallaba cansado, se lo comunicaba a Elal. Entonces él  héroe lanzaba una flecha que se hundía en el agua, produciendo  ondas que hacían surgir una isla, en la cual el ave se detenía a descansar antes de reanudar su vuelo.

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Elal y el Cisne


El Cisne  manifestó  una devoción a Elal, que hizo que sus congéneres se tornaran en animales sagrados para los Chonek. Ellos no los cazan, ni crían o encierran. Por otra parte, si un cisne muriese, ni los carroñeros ultrajarían sus restos. Los animales, sabiendo  de la protección de su creador, el ave se tornaría intocable aún para ellos. Quizás podrían suponer  que esa irrespetuosa acción atraería aparejada una terrible represalia.

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Mural Elal y el Cisne – Mono González




Apolo
En tiempos muy remotos, hace de esto mucho, en un lugar  próximo al Egeo, el gran Zeus (Júpiter), en su intento frustrado por violar a Asteria, provocó que ella, para evitarlo, se transformara en codorniz y luego se arrojara al mar. En medio del agua mutó nuevamente y se convirtió en la isla flotante, llamada Ortigia, nombre que aludía al ave de la cual provenía.

Asteriahttps://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYmjgfEuWGhSVY6onRPaGmGfsj2U0ZkEWmkJlnlEdnnwwvV5q2fIWWLAGA94mRrd_wjYvrO8dAjHBIo5FL_0XgXkM96TeePnRukN2PYxHaOm0Bpcsepxqw5JI9ZKRyW3UZ3ET0838AnzA/s1600/zeus.jpeg
Zeus
La metamorfosis en algunos de los vivientes era la posibilidad cierta que ellos tenían de adoptar distintas formas a voluntad.  Esa era una propiedad, según la Mitología griega de los inmortales (entre los cuales Asteria se contaba) y que aprovechaban en su propio beneficio. Y ella así lo hizo.

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Asteria
 
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Codornz
                                       
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Isla Ortigia
Insatisfecho, su agresor, el gran Zeus, tomó por la fuerza a la hermana de Asteria: Leto, (que los romanos conocieron como Latona), quien en este acto de violación concibió a los divinos mellizos: Artemisa (Diana) y Apolo (Febo).
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Leto – Latona
Enterada Hera (Juno) de la horrenda infidelidad de su esposo, que ya se había constituido como el dios supremo del panteón griego, comenzó a perseguir a aquella que consideró su rival, como hacen muchas mujeres, pero con mayores recursos.

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Leto y sus mellizos: Artemisa y Apolo

Pese a ser no sólo la diosa del hogar y el matrimonio, sino también de los nacimientos, sus celos pudieron más que sus títulos, quizás por lo reiterado de las humillaciones a las que su marido la sometía. Y, fiel a su único propósito (impedir el alumbramiento) prohibió a su hija Ilitia, (divinidad encargada de facilitar los partos) que atendiera a Leto.

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Hera y Zeus

También prohibió que diese a luz en el continente, en tierra firme o en una isla. Es por eso que la infortunada Leto no encontró refugio en lugar alguno. Sin embargo, en algunos pueblos se tenía la versión, según la cual, la desierta isla de Delos (la anteriormente mencionada como Ortigia) emergió y Latona dio a luz en ella, aferrándose a una rama de olivo, para no transgredir el mandato de la diva suprema.

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Zeus, Hera e Ilitia
Algunas referencias dadas por aedas antiguos y recordadas por las tradiciones populares afirman que los dioses se apiadaron de la parturienta y permitieron que naciera primeramente Artemisa (Diana) en Ortigia, -que los Olímpicos fijaran en el fondo marino con cuatro columnas- para que ayudara a su madre en el nacimiento de Apolo. Por este hecho la isla cambió su nombre anterior, por el de Delos (Brillante).

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Leto y Bóreas

Para conseguir esto Zeus se valió de un ardid: envió a Bóreas a recoger a Leto y llevarla con el señor de los mares y hermano del supremo, el magnífico Poseidón (Neptuno). En colaboración con las olas hicieron una cúpula que cubrió el lugar, y así cumplir con el mandato de Hera.

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Poseidón – Neptuno

Otras versiones cuentan que la deidad engañada y herida, en su afán de venganza, prohibió también  que la ultrajada diera a luz en parte alguna de la tierra o el océano, que el sol  (Helios) iluminara. En las formas mitológicas más antiguas, el astro rey es Helios y en las relativamente recientes esa misma función es cumplida, irónicamente, por Apolo (Febo), hijo de Leto.

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Helios - Sol
Hera, para asegurarse de que el resultado fuese el deseado por ella, envió a Pitón, pera que le diese muerte en el parto. Sin embargo, entonces, pese a haberla perseguido, no la pudo asesinar y, por lo tanto, no cumplió con su cometido.

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Apolo – Febo
Pero, es por esa razón que, además posibilitó su trágico final, pues cuatro días después de su nacimiento, Apolo de un certero flechazo, terminó con la vida de la serpiente hija de la titánide Gea (Tierra). Pese a todo, por su origen divino, se la recuerda en el Oráculo de Delos, en el nombre dado a las mediadoras ante el dios: las pitonisas.

Apolo y Pitón

Entre las penurias que en su ruta de escape debieron sufrir Leto y sus divinos mellizos (Artemisa y Apolo) se cuenta que, llegados a un estanque para beber, unos campesinos se lo impidieron, por supuesto instigados por la ira de la divina Hera. ¿Cómo? Removiendo y enturbiando las aguas.

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Gea
Con todo, ellos recibieron el castigo de Zeus, el gran ofensor, que los convirtió en ranas para obligarlos a moverse en medio del lodo. Hera, no cejó en su empeño destructor. Mucho se ha dicho de su ensañamiento. En él complicó no sólo a los dioses, sino también se valió de los humanos, como los participantes de este incidente.
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Latona, los mellizos y los campesinos – Georg Platzer
Pese a todo y su infelicidad, Leto fue una grande y buena madre, que no sólo les dio vida a sus hijos, sino que los preservó. Ella  tuvo, tras sus muchas penurias, una gran satisfacción, sus hijos siempre la protegieron, como cuando dieron muerte al gigante Ticio, que intentó violarla. 

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Leto, Apolo y Ticio

Además, obraron con una justicia natural, muy próxima a la venganza, con aquellos que la despreciaron y humillaron a su madre. La reivindicación le fue dada con exceso en sus divinos mellizos. Ellos juntos y separadamente han enriquecido Mitología griega con historias que vale la pena oír y contar nuevamente. 

AVE Y MITO

  Ave y Mito  Año IV N° 45 Junio de 2021 Texto: Lic. Alicia Grela Vázquez Imagen y Edición: Prof. Elsa Sposaro Sinsonte - Elsa Sposaro S...