Ave y Mito
Año I N°6Enero de 2018
Rea entrega el ónfalo a Cronos - Leonelli
SUMARIO
El águila
Águila sideral
Hielo para las águilas
Zeus
El águila
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
Águila
El águila
es el ave icónica del dios Zeus (Júpiter). Ella fue su avatar. Además, cuando
el supremo venció a su padre Cronos (Saturno) echo a volar a las águilas, en
sentidos diametralmente opuestas: al Este y al oeste, partiendo centro del
mundo, señalado por la piedra Ónfalo, que Rea (Cibeles) diera a engullir en
lugar de su hijo.
Águila
Los griegos
hicieron del águila un animal excepcional.
Zeus la envió como castigo a Prometeo a devorar su hígado. Los hindúes y los
persas la vieron como un ave solar, un ave real. Su vista muy aguda que le hacía ver más allá. Se
consideraba que era el único ser viviente que podía mirar al sol de frente,
como un par, como hermana del astro rey.
Águila
El águila fue un símbolo de fuerza y de
victoria, triunfante sobre los elementos podía ser una adecuada mensajera de
los dioses. Fue identificada en el Occidente
no sólo con Zeus en Grecia, sino con
Jesucristo.
Águila
Esta
religión monoteísta vio en ella la personificación de un ángel. Por último, por
ser la serpiente una presa predilecta,
también se consideró al águila la vencedora sobre el mal. Ella podría aniquilarlo, incorporándolo a sí misma,
sin morir.
Águila sideral
Pablo Neruda
Águila sideral, viña de bruma.
Bastión perdido, cimitarra ciega.
Cinturón estrellado, pan solemne.
Escala torrencial, párpado inmenso.
Túnica triangular, polen de piedra.
Lámpara de granito, pan de piedra.
Serpiente mineral, rosa de piedra.
Nave enterrada, manantial de piedra.
Caballo de la luna, luz de piedra.
Escuadra equinoccial, vapor de piedra.
Geometría final, libro de piedra.
Témpano entre las ráfagas labrado.
Madrépora del tiempo sumergido.
Muralla por los dedos suavizada.
Techumbre por las plumas combatida.
Ramos de espejo, bases de tormenta.
Tronos volcados por la enredadera.
Régimen de la garra encarnizada.
Vendaval sostenido en la vertiente.
Inmóvil catarata de turquesa.
Campana patriarcal de los dormidos.
Argolla de las nieves dominadas.
Hierro acostado sobre sus estatuas.
Inaccesible temporal cerrado.
Manos de puma, roca sanguinaria.
Torre sombrera, discusión de nieve.
Noche elevada en dedos y raíces.
Ventana de las nieblas, paloma endurecida.
Planta nocturna, estatua dc los truenos.
Cordillera esencial, techo marino.
Arquitectura de águilas perdidas.
Cuerda del cielo, abeja de la altura.
Nivel sangriento, estrella construida.
Burbuja mineral, luna de cuarzo.
Serpiente andina, frente de amaranto.
Cúpula del silencio, patria pura.
Novia del mar, árbol de catedrales.
Ramo de sal, cerezo de alas negras.
Dentadura nevada, trueno frío.
Luna arañada, piedra amenazante.
Cabellera del frío, acción del aire.
Volcán de manos, catarata oscura.
Ola de plata, dirección del tiempo.
Hielo para las águilas
Charles Bukowski
Aún recuerdo los caballos
Bajo la luna
Aún recuerdo dar a los caballos
Azúcar
Terrones de azúcar blancos
Casi como de hielo,
Tenían cabezas
Como de águila
Peladas cabezas que podían morder
Y no lo hacían.
Los caballos eran más reales
Que mi padre
Más reales que dios
Y podían haberme pisado
Pero no lo hicieron
Podían haberme hecho cualquier cosa horrible
Pero no lo hicieron.
Yo aún no tenía 5 años
Pero me acuerdo;
Dios mío qué fuertes y buenas
Aquellas lenguas rojas que babeaban
Desde sus almas.
Zeus
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
El sexto y último de
los descendientes de Cronos y Rea fue Zeus (Luz). Ella, tras las penosísimas
experiencias anteriores, pidió ayuda en el parto a su madre Gea y también en la
resistencia, en la mediación ante Cronos y en el ocultamiento del pequeño. Gea
obtuvo de su yerno, tras una ardua negociación, la promesa de no volver a
molestar a su esposa.
Rea entrega el ónfalo a Cronos
Cibeles elaboró una
estrategia: entregar una piedra envuelta en pañales, para salvar a su benjamín,
convertido ya en su único hijo. El ónfalo es la mítica piedra que Rea entregó a
su esposo Cronos, simulando ser el recién nacido: Zeus. Esta roca fue
considerada el ombligo del mundo y su centro, determinado posterior y
coincidentemente por el vuelo de las águilas que Zeus echaría a volar en
sentidos longitudinalmente opuestos.
Ónfalo de Delfos
Para salvarlo y
cuidarlo Rea lo entregó a las ninfas Amaltea (Ternura) y Melisa (Abeja).
Colaboraron también los Curetes custodiándolo y haciendo mucho ruido, con
instrumentos y bailes para ocultar los sonidos del llanto y las risas del bebé,
para que no fuera oído por su feroz padre y pudiera de ese modo continuar
desarrollándose sanamente.
La infancia de Zeus – Berchem
Zeus, el divino vástago supérstite de Rea y Cronos,
creció y se hizo cada vez más fuerte y poderoso. Cuando estuvo en condiciones
de desafiar la autoridad de su feroz progenitor, decidió buscar el fin del
mundo, fuera del alcance de su padre. Así fue que llegó al reino del Océano y
de Tetis, padre y madre de Metis.
Océano y Tetis
.
Metis (Recomendación)
diosa de la prudencia se le ofreció para acompañarlo y ayudarlo en su empresa,
aconsejándolo. Zeus aceptó y más aún, tomó a su prima como su primera esposa. Ella
se ha establecido desde el mundo griego como la expresión simbólica de una
forma de la sabiduría: la práctica. Pese a lo cual (o quizás por eso mismo) ha
sido olvidada y permaneció oculta. No es posible hallarla de otro modo.
Metis oculta
Metis, poseedora de
esa característica que le dio nombre: la prudencia, es mencionada como Perfidia, por quienes no aceptan la
inteligencia como una cualidad femenina. Ella, con algunos otros conocimientos sobre
las propiedades naturales de plantas y hierbas medicinales, elaboró un
bebedizo: un brebaje emético, que procuraría dar a Cronos. Pero esta acción
requeriría de aliados en una estrategia más compleja.
Metis (oculta)
Por otra parte, con el transcurso del tiempo Rea conservó e
incrementó su atrayente belleza, pese al sufrimiento causado por los
abominables delitos de su esposo, quien se tornó para ella además de decrépito,
en un ser tan repulsivo como sus actos. Por esas razones y otras que se
sumaron, colaboró con Zeus, haciendo que Cronos bebiese la poción de Metis. El
vencido titán le reprochó a Cibeles haber participado en su destitución, pero
sólo se cumplió la profecía.
Rea (Cibeles)
Ese preparado hizo que
el perpetrador vomitara la piedra (sustituto de Zeus) y a todos los hijos que
ingirió no como condumio, sino para su seguridad. Ellos se encontraban
perfectamente sanos y desarrollados, pues eran inmortales. La roca se tornó en
objeto de culto religioso: el ónfalo (ombligo de la tierra) presente en el
santuario de Delfos. Actualmente se guarda allí mismo, en el Museo
Arqueológico.
Ónfalo
– Museo de Delfos
Júpiter emprendió de
este modo la guerra contra su progenitor. Continuó con una alianza con los
titanes y luego de diez años de lucha, Zeus lo venció y encerró en el Tártaro
al destituido dios y también a sus propios asociados de la batalla, pues ya no
los necesitaba. Allí todos ellos eran vigilados por los Hecatonquiros (Centimanos).
Cronos en el Tártaro
|
Al destronar a su
padre, desplazarlo y ocupar su lugar, Júpiter estableció las bases para las
relaciones humanas y de los demás seres en general. Con el triunfo de Zeus se
organizó definitivamente el mundo haciendo de él un cosmos ordenado y bello.
Por eso se lo consideró en muchas interpretaciones simbólicas como un principio
de espiritualidad.
Zeus
Zeus le agradeció a
Metis su ayuda y le prometió eterna gratitud. Por consejo de su primera y sabia
esposa Júpiter habló con su madre para salvar del Tártaro y liberar a los
Cíclopes y los Hecatonquiros. La gran madre Gea, aún enferma, también auxilió a
Zeus y contribuyó a ponerle fin a la guerra de los titanes.
Titanomaquia
Fueron las voces de las diosas las que le dijeron a Júpiter que aún no
había cometido los errores de su padre, pero tampoco los había corregido. Esto
le permitió acordar con sus aliados libertos. Como prenda de la permanencia de
la alianza, éstos le ofrecieron importantes regalos (el casco para hacerse
invisible y el rayo). Eso puso el punto final a la lucha, consagrando a Zeus
como vencedor.
Júpiter de Esmirna
Cuando la violencia hubo acabado, las titánides hermanas del triunfante
Zeus, buscando clemencia, se arrodillaron detrás de Temis, quien abogó por
ellas argumentando que, si bien no habían favorecido a los ganadores, evitaron
participar de la guerra para no hacerse odiar por sus maridos. Las experiencias
de su madre Rea y abuela Gea les habían enseñado que las esposas estaban
obligadas a tolerar y soportar a sus maridos.
Temis
El padre de dioses y hombres dictó su sentencia absolutoria. Ellas no
deberían temer pero sí tendrían que volver a sus tareas. Hera hubo de salir del
bosque. Hestia se acercó al fuego. Deméter preparó medicamentos, remedios para
aliviar los daños de los heridos en el combate. La profecía materna se cumplió
nuevamente.
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